Son numerosos los estudios que confirman las ventajas de la
leche materna frente a la leche artificial. La leche materna además de
proporcionar al niño todos los nutrientes necesarios hasta los 6 meses de vida
con alguna excepción como las posibles deficiencias en vitamina D (200-400 UI
al día) en los niños que no reciben una exposición solar adecuada o en niños
con piel muy pigmentada y el hierro en niños prematuros, produce otra serie de
beneficios como la prevención de algunas enfermedades del tracto digestivo o el riesgo de muerte súbita, según estadísticas. A largo plazo la lactancia materna evita el riesgo de
posibles alergias y también previene la aparición en la edad adulta de
diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares.
A partir del 6º mes se suele iniciar una alimentación complementaria sin abandonar la lactancia materna. Otro beneficio es que los niños que han sido alimentados con leche materna tienen mayor capacidad para adaptarse a los sabores y aceptar los alimentos de la alimentación complementaria, es como si hubieran adquirido el hábito durante la lactancia. Esto puede explicarse debido a que la leche de fórmula (lactancia artificial) tiene siempre el mismo sabor, mientras que le leche materna varía de sabor en función de los alimentos ingeridos por la madre.
A partir del 6º mes se suele iniciar una alimentación complementaria sin abandonar la lactancia materna. Otro beneficio es que los niños que han sido alimentados con leche materna tienen mayor capacidad para adaptarse a los sabores y aceptar los alimentos de la alimentación complementaria, es como si hubieran adquirido el hábito durante la lactancia. Esto puede explicarse debido a que la leche de fórmula (lactancia artificial) tiene siempre el mismo sabor, mientras que le leche materna varía de sabor en función de los alimentos ingeridos por la madre.
Las mujeres que dan lactancia materna también suelen perder
más rápido el peso cogido en el embarazo y tienen menos riesgo de desarrollar
algunas enfermedades en el puerperio como la depresión posparto o hipertensión.
También parece que es un factor preventivo para el cáncer de mama.
¿Cuándo ha de comenzarse con la lactancia materna?
La lactancia materna debe comenzarse cuanto antes,
normalmente se hace en la primera hora después del parto. El niño debe de tomar
leche “a demanda” es decir, siempre que quiera, el tiempo que necesite. Al
principio el horario será algo desordenado pero pronto adquirirá una pauta. Los
primeros días el niño tendrá poca fuerza y experiencia para mamar, pero poco a
poco, con la práctica, irá disminuyendo el tiempo que necesita para
alimentarse. Inicialmente quizá necesite 20 minutos en cada pecho, pero después
disminuirá. La madre notará lo que el niño está mamando al ver como disminuye la tensión en el pecho. Lo importante es que semana a semana el niño vaya ganando peso. Es importante
también que los pechos se vacíen completamente y de forma alternativa cada uno
de ellos, para evitar que se acumule leche que pueda originar una mastitis y
para que la madre acople la producción de leche a las necesidades de su hijo.
¿Cuál debe ser la posición del bebé y de la madre?
Un problema frecuente es el síndrome de la posición inadecuada al mamar: durante la toma, la posición del niño es de frente a la madre, inclinado en posición semihorizontal, con el pezón y la areola (circulo que rodea al pezón) dentro de la boca del bebé. El dolor de pezones, que en ocasiones sienten las madres, suele ser consecuencia de mamar en mala postura o porque el niño sólo agarra el pezón dejando fuera la areola. Una mala técnica traumatiza el pezón e impide el vaciamiento completo de la mama. Puede ser el origen de grietas, ingurgitación mamaria, mastitis o irritabilidad y llanto del lactante.
Es habitual oir decir que no se tiene suficiente leche, lo
cual no es cierto, ya que cualquier pecho puede producir leche suficiente. Su
producción se va regulando, cuanto más mama el niño más leche se produce y
viceversa. No es necesario complementar la leche materna con aguas, otras
leches o sueros hasta los 6 meses, a menos que su pediatra se lo indique.
Cuando un bebé no gana suficiente peso, puede que el niño no se posicione bien
o no succione con la frecuencia necesaria para sacar y estimular la producción
de leche.
Si el niño utiliza chupetes o biberones suele ocurrir que rechazan el pecho. Hay que tener en cuenta que la manera de obtener la leche de un biberón es diferente a la manera de succionar para sacar leche del pecho materno, y al niño le resulta más fácil la succión del biberón. No obstante, la causa que produce con más frecuencia el abandono de la lactancia materna es la hipogalactia, que sería un enlentecimiento en la curva de ganancia ponderal del niño por disminución de producción de la leche materna.
Si el niño utiliza chupetes o biberones suele ocurrir que rechazan el pecho. Hay que tener en cuenta que la manera de obtener la leche de un biberón es diferente a la manera de succionar para sacar leche del pecho materno, y al niño le resulta más fácil la succión del biberón. No obstante, la causa que produce con más frecuencia el abandono de la lactancia materna es la hipogalactia, que sería un enlentecimiento en la curva de ganancia ponderal del niño por disminución de producción de la leche materna.
Cuando el pecho está demasiado duro y duele, se debe a que
no se succiona la cantidad suficiente de leche. Esto se autoregulará pero en
ese momento para evitar el dolor y hacer que el niño pueda mamar mejor (la
dureza del pecho le impide mamar bien), es bueno sacarse la leche exprimiendo
el pezón (desde la areola o incluso abarcando más hacia afuera) con la manos.
Cuando se haya eliminado esa tensión comenzar con la toma. (Si la madre tuviese
más de 38 ºC de fiebre, es conveniente consultar al médico).
Cuando el niño llora, bien porque esté nervioso o porque
tenga hambre, la mejor manera de calmarle es dándole pecho. El pecho no sólo le
da alimento, sino que le reconforta y le da seguridad. No importa que sea la
hora de la toma o no, lo normal es que el niño se calme.
Durante la lactancia hay que tener en cuenta que lo que toma
la madre, se lo pasa al niño a través de la leche. Hay que tener especial
cuidado con los medicamentos y consultar siempre a su médico En la práctica
muchos fármacos pasan a la leche materna pero muy pocos afectan negativamente
al niño.
Cuando una madre se incorpora a su vida laboral sentirá
ciertas incompatibilidades entre el trabajo y la lactancia. Puede continuar con
la lactancia extrayendo la leche para las horas en las que no se encuentre en
casa. Es importante darle esta leche a través de cucharilla. Si la toma a
través de biberón adquirirá otros hábitos de succión que pueden dificultar la
toma del pecho. La extracción de leche puede hacerse de forma manual o con un
sacaleches. Una vez extraída la leche materna puede conservarse en el
frigorífico durante 2 días y congelada durante 3-6 meses.
La lactancia materna está contraindicada si hay enfermedad
por VIH y también por los virus de la leucemia humana (HTLV), en madres
drogodependientes, por la toma de algunos fármacos.
Son falsas
contraindicaciones:
- Infección materna por VHB, VHC o citomegalovirus en niños nacidos a término.
- Tuberculosis activa bacilífera; hay que tratar a la madre y hacer profilaxis al lactante
- La fiebre materna no contraindica la lactancia, ni la mastitis
- El consumo de alcohol (en cantidad responsable no contraindica la lactancia materna pero es preferible no dar de mamar en las 2 horas siguientes a la ingesta)
- El tabaquismo tampoco es contraindicación de la lactancia materna
- Los implantes mamarios de silicona tampoco son contraindicación
En madres con problemas psiquiátricos graves hay que
individualizar el riesgo-beneficio.
Actualizado el 7 de Mayo de 2013